El sentimiento como arma fundamental

No son pocas las películas que, para bien o para mal, usan el sentimentalismo para llegar mejor al espectador. Como herramienta cinematográfica es lícita, obviamente. Sólo es decisión del espectador considerar si su uso es justificado, moderado o exagerado.

Imagino que por eso no son pocos los directores noveles que deciden apelar al sentimiento del espectador para entrar en su mundo o al menos contar con cierta aprobación. Benh Zeitlin, director de Beasts of the southern wild, no tiene ningún inconveniente en usarlo, aunque por suerte sin que el peso del film recaiga en la emoción que quiere provocar en el espectador.

El film nos planta, en principio, en un lugar del sur del mundo, en esta nueva etapa en la que muchos cineastas recientemente han decidido ubicar sus historias: en las proximidades del fin del mundo. Pese a ello, el espectador contemporáneo no podrá sacarse de la mente un referente obvio, el Nueva Orleans post-Katrina. Puede parecer poco relevante pero así el director puede jugar con una posible lectura política que cierto espectador agradece.

Sigamos. La historia se centra especialmente en una niña, Hushpuppy (interpretada por una emotiva, natural y cautivadora Quvenzhané Wallis), que vive al margen de la civilización moderna, en una especie de zona chavolista donde la subida del nivel del agua empieza a ser considerable. Allí, en medio de la naturaleza, escuchando y aprendiendo de las bestias humanas y animales que la rodean, lo único que quiere es seguir adelante junto a toda la comunidad. Punto de conflicto: tiene un padre que la quiere convertir en toda una superviviente o líder de la manada para cuando el no esté y la civilización moderna que la quiere apartar de su hábitat natural. Súmese a ello un elemento fantástico más: una especie de viejas bestias de los orígenes de este mundo que con el fin del mundo están dispuestas a arrasar con todo.

Problema 1: Este elemento fantástico. Si bien parece evidente que es una representación más del inicio del caos, que no es otro que la sociedad "civilizada", resulta confuso y prescindible en el desarrollo de la historia.

Problema 2: El magnetismo de la niña, su relación personal con el padre e incluso con su madre, nos lleva al terreno del sentimiento. Un sentimiento que transmite perfectamente y por el que el espectador desea que las cosas le vayan bien y que no deja de ser el motor del film.


Problema 3: Otra vez este sentimiento puede provocar que quede desdibujado estos pequeños elementos a los que apunta el film como una sociedad que no deja vivir a todo el mundo como desea, a la denuncia de una sociedad que se preocupa de los habitantes que están al margen de la pobreza sólo cuando se avecina o ya se sucede una situación extrema y para entonces su integración ya puede resultar tardía y una apuesta por cierto acercamiento a la naturaleza. Elementos estos que realmente ayudan al film, lo hacen interesante y ayudan a valorar positivamente el film.

Tiene el film, por eso, una fuerza visual espectacular que no en vano la ha emparejado a Where the wild things are (Donde viven los monstruos), y eso que cuenta con un presupuesto mucho más reducido y sin un uso exagerado de los efectos especiales. Un magnetismo que lleva al espectador a adentrarse en este mundo apocalípctico sin dificultad y con gusto.

Lo que aleja a esta película de la dirigida por Spike Jonze es que pese a tener un joven protagonista no trata de contar un viaje iniciático hacia la vida adulta que puede resultar manido y aburrido para el espectador, sino más bien un retrato de los problemas a los que se enfrenta la infancia (y la humanidad en general) en la actualidad y una esperanza en las generaciones futuras que lleva a uno a reconciliarse con ellas, pese a que en televisión veamos criaturas jóvenes que asustan.

En definitiva, por su temática, por sus interpretaciones, por una buena dirección y por una fuerza avasalladora, no es de extrañar que Beasts of the southern wild haya ido recogiendo premios (y los que pueden venir) por la mayoría de los festivales donde ha participado. Solo depende de como uno se sienta al salir de la sala y descubrir que se ha usado el sentimiento para trasladar todo eso para considerarla excelente o no. Lo que está claro es que su director, Benh Zeitlin, es una bestia en potencia a la que uno debe seguir la pista.


Trailer:


Comentarios

Entradas populares de este blog

'The brutalist', una impresionante película a nivel visual que desbarranca

'La habitación de al lado': tras el rastro de Almodóvar

'Escape', una película 100% 'cortesiana'