Menos es más

Bernie (Jack Black) ha hecho de su vida
su profesión y a la inversa. Es una persona en apariencia corriente pero
detallista y preocupada por la vida de los habitantes de Carhtage. De hecho,
son los vecinos reales quienes se encargan de hacer la presentación de este
personaje y quienes nos relatan como era, y Linklater y Jack Black lo ficcionan
sin pretensiones ni estridencias.

No parece haber mucho más. Pero en el
fondo esta película es sumamente elaborada. Cuando Bernie aparece por primera
vez en pantalla describiendo el trabajo minucioso de la preparación del difunto
parece no pasar nada, pero es la advertencia del cineasta para que nos fijemos
que en los pequeños detalles está lo más importante de la vida. Bernie procura
cuidar a muertos y vivos con pequeños actos y gestos y así ser feliz e intentar
que el resto lo sea a través de una precisa puesta en escena.

No hay más, pero hay todo. Igual que
capturó la historia de amor entre Jesse y Céline en la trilogía de Antes de… o
el pasó de la infancia a la vida adulta en Boyhood, Richard Linklater vuelve a
capturar una vida fascinante, real pero casi sacada de la imaginación de un
cineasta. Y así, otra vez, cuidando la puesta en escena y confiando en el poder
del cine, el cineasta vuelve a capturar un extracto de vida. E invirtiendo la
formula de menos es más. Porque la sensación es que Bernie es una película
rutinaria, pero en la que hay mucho trabajo. Como en la vida real que Linkalter
siempre quiere (y logra) capturar.
Trailer:
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