Extraña forma de vida, sí, pero muy almodovariana


Extraña forma de vida es la nueva película de Pedro Almodóvar. Su segunda cinta rodada en inglés, su segundo mediometraje y su primer western. Al menos ese es el caparazón.

Si sus primeras películas adoptaban la apariencia de comedia para retratar una sociedad española llena de machismo y mentalidades cerradas, en esta viaja hasta Almería, como en su día hizo Hollywood, para traer hasta allí a un actor de la talla de Ethan Hawke y ponerle el traje de sheriff.

Extraña forma de vida también la de este cowboy, que se encuentra con Silva un viejo amigo del pasado que regresa en un momento crucial. No es hacer ningún spoiler decir que ambos tienen asuntos que resolver, especialmente sentimentales.

Como bien mencionó el cineasta español, esta es la versión almodovariana de Brokeback mountain, pero aquí sí hay sexo. Un sexo que se intuye con miradas, con abrazos por la espalda y la imagen del culo de Pedro Pascal tumbado en la cama a la mañana siguiente. Puro Almodóvar.

Extraña forma de vida la del director que, si bien en su día prefería dejar caer las cosas y que el espectador pudiera atar cabos entre escena, desde hace un tiempo a esta parte prefiere que los protagonistas no sólo hablen mucho, sino que se cuenten. A veces en exceso.

Uno quiere pensar que se debe a que el realizador tuvo que condensar la historia en una escasa media hora y quiso verbalizar en demasía lo que le pasa a sus protagonistas.

Extraña decisión esta, entonces, porque realmente la historia da mucho juego. El público sale de la sala queriendo saber más de esta peculiar pareja. No tanto de su pasado –un hermoso flashback que recuerda a Carmen Maura en La ley del deseo—porque es mejor dejarlo todo sugerido sino de cómo puede desarrollarse este melodrama con toques de Misery.

Lamentablemente eso no quiere decir que todo esté perfecto. El hecho de querer contar todo en detalle en poco tiempo lastra la cinta con unos diálogos impostados que, en esta etapa dramática, ni tan sólo son justificables.

Extraña manera también de desaprovechar así a dos actores que demuestran mucho oficio a la hora de saber leer estos textos casi imposibles pero que ni son creíbles ni son dichos desde el sentimiento. A la pareja no sólo le falta química, también (y sobre todo) se echa de menos una buena dirección que haga sentir al espectador que realmente a los personajes se les remueve algo en su interior.

Quizás los más expresivos y realistas de todos son precisamente Jason Fernández y Daniel Rived, los jóvenes Silva y Jake. Tan sólo a Pedro Pascal se le intuye algo de pasión cuando está de espaldas a Hawke.

Extraña forma de vida es sin duda un corto que, a pesar de sus defectos, apetece que sea largo, porque respira potencial dramático. Y no sólo eso, se le ve potencialidad para que, como hiciera en su día Almodóvar, fuera más allá a la hora de desmontar, jugar y romper las reglas del western

Una relación homosexual en el viejo oeste sabe a poco. El melodrama está latente y con ganas de imponerse a un género que ha marcado los estereotipos de la masculinidad que nos han llevado hasta el siglo XXI, cuando llamamos a esos machos tóxicos. Uno quiere más melodrama, ver cómo se pueden lastimar como lo hacían en su día Antonio Banderas y Eusebio Poncela en La ley del deseo (a la que se hacen repetidos guiños).

Extraña forma de vida es sin duda 100% Almodóvar a pesar y gracias a todo esto. Por eso, merece la pena adentrarse en este desierto almeriense en el que brota el amor y una chispa de ese Pedro que nos sorprendió a todos en los 80 y al que tanto se le echa de menos. Ese Pedro que rompía esquemas y que, desde Todo sobre mi madre, ha preferido jugar en terreno seguro y entrar de lleno en el drama con el que antes jugaba. No hay radicalidad, no hay apuesta, pero hay sello de autor y, guste más o guste menos, es algo que escasea en el cine de hoy.


Comentarios

Entradas populares de este blog

'The brutalist', una impresionante película a nivel visual que desbarranca

'La habitación de al lado': tras el rastro de Almodóvar

'Escape', una película 100% 'cortesiana'