Mumblecore detectivesco


Para muchos la palabra mumblecore no les dice nada, para otros es un movimiento del nuevo cine independiente hecho por jóvenes de entre 20 y 30 años que se sienten perdidos en una sociedad que no era la de sus padres, aquellas en la que el sueño de un futuro ideal no existe, sino que simplemente son jóvenes sin sueños y que se mueven por inercia, y esto es precisamente lo que caracteriza esta tendencia cinematográfica la nada en la que vive esta generación. Eso sí, para otros muchos el mumblecore no es más que un cine aburrido y lento que no cuenta nada y que por no tener no tiene ni trama. La verdad, estos dos últimos tienen parte de razón.

Cuando el movimiento ya se ha hecho importante, da señales de estar estancado y parece que todos filmen lo mismo, uno de sus máximos representantes, Aaron Katz, ha dado un giro con su última película Cold weather presentada en el  SXSW y el último festival de Tribeca. De hecho todo parece un film mumblecore más. Doug (Cris Lankenau) es un joven estudiante de criminología que vuelve a Portland tras abandonar su carrera. Su regreso no parece que le solucione la vida ya que ahora vivi con su hermana, trabaja en una fábrica de hielo y como únicos amigos solo le quedan su familiar, su ex y un compañero de trabajo. Todo de lo más monótono y apático como manda el canon del género. Pero de golpe y cuando la contemplación reina, la historia da un giro. Su ex desaparece una noche en extrañas circunstancias y es entonces cuando empieza una nueva película.

El director inicia entonces una especie de intriga, de juego detectivesco sin dejar de lado el humor y el amauterismo propio del film y de la situación. Enredos, persecuciones, referencias a Sherlock Holmes amenizan este numblecore fuera del tópico pero con rasgos propios de este. En esta historia no hay acción, ni disparos, ni momentos de una gran tensión sólo hay lugares comunes, pistas que no llevan a ninguna parte, momentos de silencio, de indecisión, de no saber que hacer ni con la investigación ni con esta situación que les sobrepasa. En definitiva, Katz juega bien sus cartas y convierte Cold weather en la versión detectivesca de Brick. Aquí de poco sirven los móviles, no se llama a la policía, sino que se retrata a una juventud tan vacía, sin nada que hacer que cualquier anécdota la convierten en un momento importante en sus vidas y digno para recordar, porque de hecho esta investigación es lo más cercano que vivirá Doug a las novelas de Sherlock Holmes.

Nada más, al cineasta no le importa tanto como acaba la intriga sino como evolucionan sus personajes, como se animan y se motivan con una tonteria, como llenan sus vidas con una tontería considerable, como descubren ciertas verdades ocultas que les impacta como a los personajes de las novelas, como si fuera el derrumbe de todo lo conocido hasta ahora. En definitiva, Cold weather se convierte en un numblecore inédito, original y que puede dar alas a un movimiento que estaba en horas bajas y que sigue manteniendo su esencia retratar a esos jóvenes sin sueños que no hacen más que inventarselos a la mínima que pueden para así dejar de pensar que su futuro sigue igual de negro.

Trailer en HD:

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