Mumblecore detectivesco
Para muchos la palabra mumblecore no les dice nada, para otros es un movimiento del nuevo cine independiente hecho por jóvenes de entre 20 y 30 años que se sienten perdidos en una sociedad que no era la de sus padres, aquellas en la que el sueño de un futuro ideal no existe, sino que simplemente son jóvenes sin sueños y que se mueven por inercia, y esto es precisamente lo que caracteriza esta tendencia cinematográfica la nada en la que vive esta generación. Eso sí, para otros muchos el mumblecore no es más que un cine aburrido y lento que no cuenta nada y que por no tener no tiene ni trama. La verdad, estos dos últimos tienen parte de razón.

El director inicia entonces una especie de intriga, de juego detectivesco sin dejar de lado el humor y el amauterismo propio del film y de la situación. Enredos, persecuciones, referencias a Sherlock Holmes amenizan este numblecore fuera del tópico pero con rasgos propios de este. En esta historia no hay acción, ni disparos, ni momentos de una gran tensión sólo hay lugares comunes, pistas que no llevan a ninguna parte, momentos de silencio, de indecisión, de no saber que hacer ni con la investigación ni con esta situación que les sobrepasa. En definitiva, Katz juega bien sus cartas y convierte Cold weather en la versión detectivesca de Brick. Aquí de poco sirven los móviles, no se llama a la policía, sino que se retrata a una juventud tan vacía, sin nada que hacer que cualquier anécdota la convierten en un momento importante en sus vidas y digno para recordar, porque de hecho esta investigación es lo más cercano que vivirá Doug a las novelas de Sherlock Holmes.

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