Referencias + buen cine = Drive


Hay películas que gustan tanto, que llegan tanto que es difícil decir nada sobre ella. En todo caso, la función de este blog es dar opiniones argumentadas sobre aquello que veo así que intentaré explicar porqué razón Drive no sólo merece todos los premios que le han dado si no ocupar un gran lugar en la memoria del espectador.

No entraré en todas las referencias que su director, Nicolas Winding Refn, hace a todos los films de género de los años 70 de McQueen y otros porque desconozco muchos de ellos. Tampoco haré referencia a Collateral porqué ya le gustaría a Michael Mann haber hecho un film de este tipo. Y es que Drive es todo eso y más. Es cine que mira a sus referentes pasados pero sin nostalgia sino para crear a partir de las referencias y crear un lenguaje posmoderno con sentido.

Y es que igual que hay referentes clásicos también hay cierta estética de videojuego. Cuando el conductor (Ryan Gosling) conduce su coche tenemos distintas visiones igual que si jugáramos a las carreras, la del cuadro de mandos, la del conductor y la trasera. Uno se siente como en esas pantallas y además con la misma tensión que en el juego a la que se le añade la que propicia la trama y que mantiene al espectador agarrado a su asiento como si fuera el del copiloto.

La violencia en su estado más crudo, rallando al de Tarantino, Kitano y tantos otros sorprende por su frialdad y su impacto acercándose en ocasiones a la empleada por otro cineasta posmoderno Garspar Noé en Irreversible.

Hay también una chica de por medio, una espléndida Carey Mulligan y un entramado de mafias de pueblo que se crecen, como aquellas que retrata Johnnie To en su Hong Kong natal o, mejor aún, las que retrata David Simon en The Wire.

Y así podríamos continuar citando referencias sin parar. Pero eso no quita que Drive no se pueda disfrutar por sí misma. Estamos ante un film completo donde hay acción, amor y sobre todo, un guión que lo cuadra todo a la perfección que no deja ni un cabo suelto y posibilita la credibilidad de la historia.

Por último, hacer referencia a los planos y encuadres de un director que pese a su posmodernidad y la acción del film no juega con las imágenes frenéticas típicas sino que las pausa, las sostiene, creando siempre la tensión necesaria para que el espectador nunca se despiste, siempre esté con el corazón en un puño. Los golpes de efecto son siempre secos, directos, sin ningún efecto. La violencia sorprende al espectador como lo hace con el protagonista, un joven un tanto peculiar que por intentar hacer las cosas bien se ve envuelto en una complicada trama en la que no parece que saldrá muy bien parado.


Podría seguir dando mil y una razones. La luz, la música, la fotografía, la historia, pero es que realmente todo el conjunto brilla de manera extraordinaria. Hasta hace poco pensaba que The Artist podría ser la mejor película realizada el año pasado, pero sin duda. con la llegada del nuevo film de Nicolas Winding Refn, Drive se ha convertido en indispensable y multipremiable.



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