Vivir como inmortal

Desde Nosferatu hasta Crepúsculo, pasando por True Blood, han sido muchas y diversas las referencias al mundo de los vampiros. Cómo se estructuran, como se alimentan, como sobreviven, pero ¿alguien se ha planteado cómo viven? ¿Cómo hacer de su inmortalidad algo llevadero?
Jim Jarmusch, director independiente desde los años setenta, se ha acercado a estas cuestiones. Only lovers left alive (Solo los amantes sobreviven) no quiere ofrecer ningún tipo de acción esquizofrénica sobre la desesperada búsqueda de alimento de los chupasangres. Más bien, en la desesperada vida de unos personajes condenados, o no, a vivir eternamente, girando igual que un vinilo en un tocadiscos.
Lo mismo sucedía en sus anteriores films como Los límites del control o Ghost dogs, por citar ejemplos recientes, donde partiendo de una base que podría desembocar en ascenas de acción sin límites, el cineasta de Ohio las elude para abordar otros temas.
En esta crónica vampírica de Only lovers left alive los protagonistas son Eve y Adam. Dos vampiros centenarios, enamorados desde hace siglos el uno del otro, que ven pasar los lustros, cada uno a su manera, pero siempre amándose.
Eve vive en Tanger. Donde tradición y modernidad conviven. Allí parece sentirse a gusto entre mundos que conoce bien, el pasado y el presente. Lugar idóneo para un vampiro. Allí tiene ciertas amistades, como Marlowe, un viejo compañero de viaje, escritor, entre otros, de las obras de Shakespeare. Eso sí, siempre en la sombra, como buen vampiro.

Jarmusch presenta, así, unos vampiros al margen de sus representaciones comunes. Vampiros snobs, hipsters, outsiders,... se pueden llamar de muchos modos, pero especialmente vampiros que conservan lo que un día fueron, su humanidad. Los centenarios que acarrean de vida, son, a su vez, siglos de sabiduría que acumulan. Y si siguen con ganas de seguir adelante, especialmente Eve, es por su gran curiosidad acerca del mundo.
Adam está fascinado por los instrumentos y músicos del pasado nuestro, contemporáneos suyos. Pero ve posibilidades de usar esas bases en la música actual. Eve sigue vibrando con la vida que hay a su alrededor, vida que ya no tiene por su condición de no-muerta.
Los humanos, o zombies como se les denomina en el film, ignoran la existencia de estos seres vampíricos. Les venden sangre, les compran instrumentos, charlan con ellos, se emborrachan con ellos, admiran su sabiduría, pero ignoran su bagaje centenario.
Son pues, los vampiros de Jarmusch, unos outsiders como él, unos personajes que no se olvidan de aprender cada día (Eve posee y lee una gran colección de libros, Adam hace lo propio con la música y los vinilos...) y que no desisten en seguir luchando por hacer lo que les gusta. Como el propio cineasta.
El director no hace una apología del vampirismo como la que se presenta hoy en día en pantalla. Es más, el personaje de la hermana de Eve, Ava, es un vampiro de cosecha actual, que solo vive para la fiesta y sigue mordiendo a zombies/humanos como marca el estereotipo y es rechazada.
Only lovers left alive es más fruto de la imaginación propia de Jarmusch, de como se plantearía él la supervivencia de ser inmortal. Pues el film está repleto de sus gustos por la música, por el conocimiento de los autores del pasado, de humor muy personal y de sus fílias. No en vano, hace referencia explícita a varios poetas y músicos a lo largo de la película a través de sus personajes e incluso de manera encubierta, cuando Eve repasa el mural de héroes (que no lo son) de Adam. héroes que bien podrían ser los del cineasta, quien además pone en boca de su protagonista masculino ideas vanguardista como las de Telsa que él ha defendido.
Con esta obra reflexiva sobre como disfrutar de los placeres de la vida, Jim Jarmusch vuelve a demostrar al público su capacidad de adaptar y dar un vuelco a los géneros, de ser radical sin resultar pretencioso, de hacer un cine para gusto y deleite del espectador que comparta sus guiños y juegos con el cine, que se interese en plantearse cosas, al mismo tiempo que lo hace él.
El director de Ohio, no cambia radicalmente las vueltas del género, es más conserva cierta mitología, su vida nocturna debido a su pánico a la luz, su longevidad, sus melenas, su vida paralela a la de los humanos, incluso, en cierta manera, sus colmillos. Pero aporta también su toque personal, estos vampiros no sobrevuelan, sino que cogen el avión, se pasean por las calles (como hace Eve por Tanger, al más puro estilo In the mood for love de Wong Kar Wai), son amigos de los mortales (aunque sientan cierto desprecio por su comportamiento, como Adam), utilizan guantes al salir a la calle... Unos vampiros de género, pero de género modernizado, sin resultar un "producto".
Only lovers left alive sigue confirmando el talento de un cineasta amante de las artes y del cine, fiel a sus ideales y creador ante todo, reflexivo sin resultar pedante y nos regala una de las mejores películas sobre vampiros de la historia.
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