Tópicos y dispersión

Será un tópico que ya suena incluso demasiado usado pero los films de Woody Allen en Europa son puros tópicos (primera redundancia). En la mayoría de estas ocasiones el cineasta estrella queda diluido por la importancia que él mismo le da a la que debería ser la estrella invitada, que no es otra que la ciudad, y que eclipsa cualquier rasgo propio/tópico* de él en sus guiones y películas.

To Rome with love. El film del Woody Allen en Italia.

Italia: El flirteo, el camelo, el atractivo, la comida, la ópera...
Woody Allen: La infidelidad, los problemas de la vida en pareja, la nostalgia, el miedo...

Tópicos. De uno y de otro. Y ahora juntos. De todos es sabido que estos viajes de Woody Allen por Europa se deben a la necesidad de financiación para sus películas y además de que todas las películas que ha rodado en aquellos países donde le han producido sus films parecen meras estampas, fotos, postales de recuerdos, sin mucho más que aportar. A excepción de Match Point y Midnight in Paris.

Con esta última frase el lector ya puede vislumbrar que la aventura del cineasta nuevayorkés no se encuentra, para quien esto suscribe, entre sus mejores creaciones. De hecho, lo que nos envía Allen To Rome with love es otra dispersión de tópicos dispersos (válgase la redundancia como algo también tópico y no por ello menos bueno de las temáticas del cineasta).

Podríamos contar hasta cinco las historias principales que se suceden en este film sucedido en Roma. En primer lugar nos encontramos con Hayley (Allison Pill), una turista que llega a Roma y nada más empezar el film se encuentra con un bello uomo italiano, Michelangelo (apropiado nombre para la belleza masculina italiana que interpreta Flavio Parenti) del que se acaba enamorando. Tal es así, que al cabo de poco hace venir a sus padres para que los conozcan. Primer tópico italiano: la facilidad con la que un hombre italiano puede enamorar a una dama extrangera. Primer tópico de Allen: la debilidad ante la belleza que hace caer a la mujer y al hombre en el amor. No profundizaremos más si el cineasta tampoco se esfuerza en hacerlo.

Con esta historia llega otra historia más, la de los suegros que conforman esta pareja. Por parte de ella llega el personaje que interpreta el propio director, Jerry, un músico ya retirado (casado con una psicoanalista), que no sólo es ateo, sino que cree que todos los italianos son comunistas y los teme a ellos y a los aviones, al retiro y en especial a la muerte. El padre de ella se encuentra con el padre de Michelangelo, Giancarlo, quien para colmo no sólo es italiano sino que trabaja en una funeraria. El conflicto parece servido hasta que Jerry descubre que tiene una potentísima voz para la ópera. Más conflicto del que le gusta a Allen cuyo personaje deseará hacer de él una estrella, y así evitar lo que es un hecho, su retiro. Tópico italiano: la familia de ella es prototípica. Ella no sabe más que italiano, él se dedica a una funeraria, algo normal en una cultura donde la muerte es un negocio más como en todo país mediterraneo. No sólo eso, sino que ya aparece la obra, lo que nos lleva a... Tópicos allenianos: La ópera, la alta cultura. Los referentes melómanos y operísticos del cineasta son ya propios de todas sus películas, algo que aquí no hace daño ni molesta al film. También aparece el temor a la muerte de su personaje. El personaje de Jerry, como el propio Allen temen al retiro porque ambos piensan que es algo cercano a morir, si uno para de trabajar, para de vivir y eso lo acerca más a morir, lo que en un ateo es de lo más angustiante. Jerry es el personaje que nos reconcilia con el director, vemos en él no sólo un guiño a lo que ha sido sino que mantiene su creencia en esta angustia por la muerte. Es una lástima que esa angustia se haga explícita pocas veces y quede diluida en esa expresa proyección del personaje. De hecho la trama de esta historia parece eso, una proyección, un simple esbozo, ya que es tratada como tal. Aparece en el film en contadas ocasiones, aporta poco más que la comicidad de Allen y un absurdo de sus origines en las escenas finales en la ópera. En esta historia se hecha en falta el conflicto más político entre una familia de sindicalistas y un personaje tan capitalista como el de Jerry, una profundidad y una golpe que podría haber empujado la película y que el cineasta deja pasar para centrarse en otros tópico. De hecho deja pasar incluso el otro tópico de Woody Allen que vuelve a poner a una psicoanalista como su esposa, un mero guiño a la importancia de estos en su biografía fílmica y personal, que no nos lleva a mucho más ni nos introduce en ninguna disección de personalidad como pasaba en su anterior filmografía.

Siguiendo con las relaciones amorosas desplegadas en To Rome with Love aparecen también Antonio y Milly. Una pareja italiana a punto de casarse que para en Roma como proyecto de futuro para él y para presentarle su familia a ella. Entre medio, Milly se perderá por la ciudad y será encandilada por la(s) estrella(s) que se encuentra cuando se pierde por la capital italiana buscando un hotel para la familia de su esposo; y el tendrá que improvisar una nueva novia cuando sus tíos le encuentra con la desbordante (y prostituta) Anna en la cama. Tópicos italianos: los cuerpos despanpanantes de las mujeres italianas, papel que interpreta la española Penélope Cruz en una mezcla del cuerpo ya explotado por Almodóvar en Volver y una comicidad que sólo Woody Allen es capaz de sacarle; y esa imagen de que además de ruinas, en Italia también se encuentran estrellas o del pasado que pueden seducir y deslumbrar a cualquiera, tanto a Milly, como al cineasta. Tópico alleniano: su pasión por las estrellas, recuperar estrellas del cine italiano del pasado es algo que le encanta al cineasta, en este caso no son referencias cultas si quiera y además juega con el tópico de la seducción y el atractivo de la nostalgia, otro tema del director, como atractivo de algunos de los personajes que rodean la historia y en la que nos adentraremos más adelante.

Dos cabos más andan sueltos por esta Roma propuesta por Allen. La protagonizada por Leopoldo. Un vehículo a medida para un reconocido admirador del director, Roberto Benigni. En su papel de Leopoldo, el actor interpreta a un periodista de clase media que desea ser famoso y un día, sin que se lo espere, la vida le cambia radicalmente. Tópico italiano: la televisión como espectáculo lleno de gente media que de la noche a la mañana se convierten en celebridades y el éxito que generan en el público. Tópico alleniano: centrarse en el tópico que además ya ha tratado perfectamente en su magnífica Celebrity. No hay mordacidad, no hay disección del mundo de la fama, no hay ese toque agrío, satírico, mordaz, sólo la expresión evidente del absurdo de la fama y sus consecuencias, sin más. Una ligereza que es más propia del mismo Benigni que de lo que se espera de Allen, su maestro.

Por último queda la más apartada, parece, de las historias. Y es un parece porque realmente es en la que más tópico allenianos se presentan. Pero no hagamos como el newyorkés y ordenemos las cosas. La trama parece iniciarse con el personaje de Alec Baldwin, John, un arquitecto famosos que visita Roma y que, como su antecesor Gil en Midnight in Paris, decide perderse por las calles de la ciudad y se encuentra con otro americano, Jack (mismo nombre que el suyo) que, como él hizo en el pasado, vive en la ciudad. Nada de tópicos italianos. Puro Woody Allen, pero en horas bajas. John recuerda a través de la vida amorosa de Jack (Jesse Eisenberg) lo que fue la suya. De hecho nunca queda claro en el film si lo que relata esta trama es la vida de Jack o la de John. Ni siquiera el papel de John que unas veces nos recuerda a esa "conciencia" que aparece en los films de Allen a modo del coro romano de Poderosa Afrodita pero sin tanta gracia en una historia insulsa. Expliquemos la historia de John-Jack. Jack (o John) es un joven estudiante en Roma que se encuentra entre su novia y la amiga de esta que viene de visita, una potente amenaza para la pareja como presagia "el coro" de Baldwin. Si pensamos que la historia de Jack es un acto de nostalgia del propio John está queda reducida a un acto puramente frívolo e incluso superficial y ridículo cuando en la sobresaliente Midnight in Paris nos daba una más que notable y elevada lección no sólo de las consecuencias de la nostalgia sino de las historias del pasado, lo que convierte a esta historia y casi, por entera la película en un fracaso. Pese a todo, es una historia de lo más alleniana, la historia de amor en la que aparece un tercero en la relación, siempre una mujer que desestabiliza todo, que trasvalsa la calma del hombre, que lo hace pelele gracias a la fingida intelectualidad de esta "otra" pero que hace caer al hombre para que al final todo acabe igual. 

Y eso es lo que sucede al final de To Rome with love que todo acaba como había empezado (propio/tópico de algunos films de Allen) con todo lleno de tópicos. De hecho se podría decir que el personaje que mejor describe la película es el policía que abre y cierra el film. Un policia que se presenta intentando dirigir el tráfico y no consiguiéndolo, que nos dice que desde su atril ve todo tipo de historias y que concluye el film dirigiéndose de nuevo al espectador expresándole que estas son unas pocas historias que uno se puede encontrar en Roma. Al escucharlo y salir de la sala uno solo puede pensar una cosa. El policía no es otro que el auténtico Woody Allen que ya en el principio nos dice que trata de dirigir unas historias y que no siempre lo consigue y que estos son pequeños retazos, tópicos de Allen y de Italia dispersados y dispersos. Al menos, sinceridad, no le falta. 

Trailer



*Apuntar que en esta reseña el uso de "tópico" en referencia al cineasta se refiere al significado de típico o característico, sin ninguna carga peyorativa y que su uso reiterado se debe al juego de significados de la palabra cuando se habla de la ciudad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

'The brutalist', una impresionante película a nivel visual que desbarranca

'La habitación de al lado': tras el rastro de Almodóvar

La 'Parthenope' de Sorrentino: una magia (im)perfecta y única