Pistas sobre San Sebastián (II). Amama de Asier Altuna
Sección Oficial
Siguiendo la línea de sus cortos, Amama se
sumerge en los paisajes naturales de el País Vasco para contar una historia
dura, como hiciera con su primer film Txotx o Topeka. Historias repletas de
violencia y humor negro y con unos personajes tan rudos como naturales,
rurales, que se juntan en la taberna y discuten fervorosamente incluso llegando
a las manos y que condensan una violencia que impacta contra personajes y
espectadores pero que, en definitiva, son un retrato de una tradición y de un
estilo de vida.
Asier Altuna (Begara, 1969) siempre ha
apostado por su tierra. Toda su filmografía se desarrolla en el País Vasco,
quien ha visto despegar su carrera desde que se iniciara en el corto con Txotx
en 2005. Y nunca pasó desapercibido para el Festival de San Sebastián quien
premió su primer largometraje, Aupa Etxebeste (2005), con el Premio a la
Juventud.
Ahora tras varios cortos, televisión y su
incursión en el documental que supuso Bertsolari, vuelve al festival
donostierra con Amama, el primer film que escribe y rueda en solitario y que recupera
las señas identitarias que impulsaron su carrera.

Altuna parece abandonar la violencia
física en Amama, pero vuelve a los paisajes verdes. La película cuenta la
historia del responsable de un caserío que recibe la visita de su familia.
Ellos han preferido la vida de la ciudad y han dejado la vida rural y es
entonces que se genera el conflicto. La violencia se genera cuando el casero
(baserritarra) se siente atacado por sus hijos que critican el estilo de vida
del campo
Pese a que en los primeros guiones Altuna
introdujo su peculiar sentido del humor, el cineasta asegura que durante el
rodaje de su nuevo film ha podido más el drama. Un drama que se narra a través
de silencios y paisajes que ayudan a contar la historia pero que no pretende
ensalzar la vida en el campo, simplemente reflejar las diferencias entre
generaciones y estilos de vida, explica el director.
Asier Altuna sabe de lo que habla.
Durante más de 18 años ha vivido en un caserio vasco, en la Euskadi rural, ha
convivido con el tipo de gente que retrata en sus película y ahora, como los
hijos de sus protagonistas se ha ido a la ciudad. Por eso, insiste el director,
no se trata de crear una historia que ensalce el ideal de la vida en el caserío
sino el hecho de que la sociedad está cambiando, dejando atrás un estilo de
vida que ha forjado a un país.
Un país que lo sigue acogiendo, como lo
hace el Festival de San Sebastián que ha programado el film en la sección
oficial colocando a Asier Altuna al mismo nivel que otros grandes cineastas.
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