Un viaje al mundo de las bestias

Mamoru Hosoda empezó su camino como director ocasional de la serie animada Digimon en la década de los 2000 y se ganó el aprecio de la crítica con La chica que saltaba a través del tiempo (2006). Productos más bien dirigidos a un público entre infantil y adolescente pero que ya apuntaban la gran capacidad creativa del director. Ahora, con Bakemono no Ko (El niño y la bestia) crea un mundo habitado por criaturas que evitan el contacto con los hombres por temor a que traigan su “oscuridad”. Hasta que un día sucede. Kumatetsu es una joven bestia con forma de oso que quiere competir por ser el nuevo maestro de su ciudad y le propone al humano Hosoda que sea su aprendiz. Y aquí se inicia la historia de convivencia entre dos mundos.

Con las lecciones de maestro y aprendiz y sus cómicas discusiones y desavenencias la historia iniciática avanza pausadamente mientras la relación entre los personajes cala en el espectador. La esmerada técnica del dibujo y sus fondos son un instrumento para la causa principal: advertir a jóvenes y adultos de la necesidad de respetarse a uno mismo para mejorar la convivencia con los demás.

Pero si el mensaje es obvio y trascendente, la belleza es fascinante. Desde el mundo de las bestias a la recreación de Tokio, pasando por los cielos, personajes y paisajes el color inunda la sala y la retina de los espectadores que ven como el cineasta cuida el más mínimo detalle del film. Por eso, pese a la apariencia de un anime para adolescentes, Mamoru Hosoda logra hacerse un hueco entre los grandes nombres del cine de animación.
Trailer V.O.:
Trailer en español:
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