Al servicio del conservadurismo y la ñoñería

Pero cuando uno ve esta nueva entrega se cuestiona eso. ¿Es lo que está buscando? Depende, l@s fans de Robert Pattinson, Kristen Stewart y Taylor Lautner sí. La cámara se entretiene en sus cuerpos, su caras, sus rostros, realzando su belleza, su brillo de ojos, sus músculos, sus labios y acabarán suspirando. Los fans de la saga tal vez. Pero visto un poco desde la distancia esta película puede llegar a provocar risas. Y no lo digo porque me haya pasado a mí, sino porque le pasa al resto de la sala. El nivel de ternura, ñoñería y exageración llega a límites extremos que acaban provocando una especie de risa nerviosa.
Asimismo el nivel de conservadurismo de la saga se radicaliza. Mucho. Si la defensa de la contención de las pasiones, la espera hasta el matrimonio y el amor incondicional resultaba ser poco, ahora se le suma una defensa férrea al antiabortismo que llega incluso a escandalizar. Ya que, tanto da si la mujer sufre y corra riesgo de muerte. Incluso uno de los personajes hace un matiz en las palabras mucho más propio de la Iglesia que de la ciudadanía.

A nivel cinematográfico todo está repleto de tópicos, cámara ralentizada, plano-contraplano, paisajes bucólicos que refuerzan la historia que se está viviendo y un abuso de la música extradiegética, que pese a que es de una gran calidad acaba saturando, porque apenas pasan dos minutos que ya está sonando reforzando cada momento emotivo de la historia que no sé yo si es realmente necesario.
Eso sí. Es un exitazo en taquilla, el público sigue fiel a la saga y con el final de esta nueva entrega, la última puede ser un fenómenos espectacular.
P.D. Quedaros pasados los títulos de crédito. Hay algo que igual es de interés.
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