... y ahí está el cine

Encontrar esa peli es tan difícil como encontrar a ese alguien cuando lo necesitas. Pero cuando aparece te reconforta, le das las gracias como cuando se las das a un amigo cuando ha sabido estar allí.
Hay gente que puede pensar que es triste tener que ver un film para no sentirte así. Pero no olvidemos que el cine es arte. Es una creación de otro ser humano, sea ficción o realidad, sea una historia pasada, presente o futura, pero que sale de una voluntad de compartir algo. Busca que nosotros lo encontremos. Igual que nosotros acudimos a esta obra cuando lo requerimos. Cuando eso pasa, cuando el sentimiento del creador se junta con el del receptor se crea una comunión especial. No hablo de misticismo, no creo en estas cosas. Hablo del encuentro, de la necesidad, del cobijo, de la comprensión.
Cuando surgió el cine se le criticó y aun ahora se considera un arte menor y tan sólo porque sabe como acercarse al público, que lenguaje utilizar para llegar al espectador que quiere llegar. ¿Y no es bonito que una persona desconocida quiera acercarse a otras y ayudarla a entretenerla cuando la necesitas, a llorar cuando se quiere hacerlo, a reir cuando no se puede?
Olvidemonos de las técnicas y las formas por un momento y recordemos esas pelis que han sabido estar allí, que nos han servido en su momento y que ocupan un lugar en nuestras vidas. ¿No hacemos lo mismo con las personas? Entonces, ¿porque ver el cine como un complemento más? ¿Cómo una manera de evadirse? Sí, a veces lo queremos para eso, pero otras no. Igual que con ciertos amigos.
No es esta una nota reflexiva sobre el cine, ni una crítica de ninguna película sino unas ganas de expresar una pasión, una emoción, como si de un film se tratara.
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