La espinita de la ficción

En una situación como la que vive España en la que un miembro del Gobierno niega que el cine sea cultura, François Ozon recogía la concha de plata a la mejor película por Dans la maison reclamando la función del séptimo arte. Y una vez visto su último trabajo realmente no hacía falta.

La película realizada por el cineasta francés, basada en la novela "El último de la fila" de Juan Mayorga, es un canto a la función que la literatura, cine, o cualquier otro tipo de arte realiza en cualquier persona.

La historia de Claude es apasionante. Un alumno del montón, más hábil en matemáticas que en otras materias, parece, es acogido por su profesor de literatura, Germain, quien atraído más por el contenido que por la forma de su primera redacción sobre un fin de semana le anima a seguir a base de tutorias. Eso lleva a Claude a vivir una vida que ficcionará, pero que se basa en una realidad. El se mete de lleno en la vida de los protagonistas de su historia, que son los de la familia de su compañero de clase Frank.


Suena tan poco apasionante... Pero no sólo es apasionante sino que es magnética porque su narración al igual que la película es una historia de intriga al más puro estilo Hitchcock, con trazos de comedia allenianias, con dramas propios de una telenovela de calidad o de un melodrama familiar. La mezcla de géneros está llevada a la perfección y Ozon permite al espectador sumergirse mientras nos enseña los mecanismos narrativos de esta novela por capítulos que narra Claude y que en el fondo son los que mueven la película. No hay nada que quede en el aire. El espectador, al igual que Germain queda se convierte en una presa en la red tramada por el protagonista del film y del director.

Uno puede pensar que el mérito es solo del texto y por tanto del novelista creador del texto original. Pero el hecho de que Ozon juegue con los mecanismos rítmicos del cine, use algunas referencias cinéfilas, convine el tempo y pueda usar una voz en off que no resulte en ningún momento incomoda y abusiva para el espectador (como sucede en la mayoría de ocasiones en el cine). Este último es uno de los logros más importantes del film ya que la función de este narrador que es el protagonista del film se hace completamente necesaria y no quita mérito a la función que presentan las imágenes.

Además del nivel formal el poso que queda y lo que transmite el film es elogiable. Germain usa al alumno para no pensar en su monótona vida de profesor, el alumno se deja llevar y se sumerge en esa casa de los Frank para buscar y satisfacer unos lazos afectivos de los que carece en su casa, los Frank sirven como excusa a Ozon para hacer un pequeño retrato de la vida de la clase media burguesa y de sus obsesiones y dramas personales que siempre quieren ocultar. Y todo sin ser exagerado, sin un gran toque dramático o excesivamente cómico. Ayudado de la simplicidad de una ficción punzante pero que llega al espectador y se infiltra tanto como lo hace Claude en la vida de los Frank y Germain en la de Claude, y así consigue que todos, personajes reales (espectadores) y de ficción, acaben atrapados y con la espinita de la ficción clavada en su interior.


Trailer:



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