La pena de un documental
Una pena. Eso es la palabra que más viene a la mente al ver el documental que está circulando por internet y del que muchos hablan: La educación prohibida. Es una pena ver la situación de la educación que se expone, es una pena que sea un documental tan lleno de buenas propuestas que acaben en un mero panfleto, es una pena que un buen contenido se quede en nada y es una pena que, además, no sea un buen ejemplo de cine.
Empecemos por el principio. La idea que plantea el documental elaborado por German Doin, no es nueva. En todo el mundo, a diario se planeta el sistema educativo actual, el porqué del fracaso escolar, los métodos empleados, como lograr una mejor educación... Al margen del debate queda la manipulación que algunos políticos hacen del marco de las asignaturas impartidas en las aulas, aquí se habla del sistema de raíz. Como explica uno de la decena de participantes, el origen de nuestras escuelas nace el despotismo ilustrado y las cosas no han cambiado mucho. En el documental vemos aparecer rostros de profesores, pedagogos, educadores y especialistas en general que, uno tras otro, critican el sistema educativo. No hay nada que lo salve, es un fracaso y punto. No hay más.
Todos sabemos que la educación en las escuelas se podría hacer mejor, muchos lamentamos que nuestros hijos o que incluso nosotros en nuestra infancia odiáramos ir a la escuela, cuando la educación es algo básico para enriquecer nuestras vidas. Aquí se exponen una serie de propuestas, algunas ideas más que correctas, opiniones muy respetables y a tener en cuenta, algunas iniciativas llevadas a cabo, y ya. No hay más. Durante unas larguísimas dos horas y veinte minutos no dejamos de escuchar opiniones de unas cabezas bien pensantes enfrente de una cámara. A veces los profesores que aparecen educan en escuelas rurales, populares u escuelas "no oficiales" pero es que otros imparten en universidades y escuelas convencionales, las mismas que critican, cosa curiosa.
Insisto, uno puede compartir o no lo que algunos educadores dicen, en mi caso yo entro a defender que la escuela debería ser más abierta, no tan competitiva y en la que se dejara avanzar y elegir al alumno por donde seguir, pero soy uno más como tantos otros que no aparecen en este documental que no tenemos, como ellos, la solución. Para mí, si uno no está de acuerdo con este sistema y ve que su hijo tiene talento para una determinada área deberían existir escuelas públicas que en horario no lectivo potenciaran su don, o si me apuran que se dedicara unas horas a la semana para las capacidades individuales de cada uno. ¡Ah espera! Sería pagar casi a un profesor por alumno por pocas horas, en un sistema con déficit presupuestario.
Sigamos...
La educación prohibida contiene y presenta muchas buenas intenciones que son expuestas sin más y, sinceramente con una postura muy naif y simplista de lo que es un niño. La visión de estos educadores es la del niño ideal, que si se le dan las condiciones necesarias siempre querrá aprender. Al principio uno entra a esta idea, pero después de tanto rato diciendo lo mismo uno empieza a pensar, ¿realmente los niños siempre querrán aprender? Todos conocemos casos de niños que si les das a elegir entre jugar y leer un libro, sin ningún tipo de imposición eligen el libro, pero la gran mayoría te dicen que el libro se lo dejes para arreglar la pata de la mesa de la Play, que cojea. Queda precioso (o algo rídiculo) ver llorar a un profesor pidiendo a los educadores que amen a sus alumnos. Sería fantástico vivir en ese mundo ideal con escuelas con un mejor sistema y en el que todo niño quiera estudiar y no se declare objetor. Porqué claro, aquí no explican que sucede en ese perfecto modelo educativo si el niño decide rechazarlo igual que ha hecho con el oficial. ¿O es que se han dado casos? Lo dudo. ¿O es que no lo ven viable?
Este es el gran fallo de este documental. No hay contraste de información, no hay ideas contrapuestas y, sobre todo, no hay ejemplos, ni datos claros sobre los beneficios que todos estos educadores proponen, por lo que el documental como tal flojea y su contenido aún más. Uno puede compartir todas estas ideas de reforma y planteamientos de una educación mejor, que seguro que es posible, pero espera datos. ¿Quién enviaría a su hijo a una escuela "no oficial" si no tiene ningún dato o prueba fiable de que su hijo podrá llevar una vida digna? No nos engañemos, la sociedad es la que es y hay muchas personas perfectamente educadas y con grandes conocimientos teóricos y prácticos en sistemas oficiales y extraoficiales que no se comen un rosco. Si ya los padres no pueden decir a sus hijos estudia para tener trabajo en una educación oficial, ¿cómo decidiremos ponerlo a una escuela no tradicional si no nos muestran que realmente hay más posibilidades?
Al margen de todo esto, si uno comparte al 100% lo expuesto en el film está la vertiente cinematográfica del documental. Y realmente, por mucho que expongan gráficos entre exposición y exposición de opiniones eso no da más ritmo al film ni aporta ni aclara información, cosa que se espera en todo soporte infográfico, incluso de los libros de texto de las escuelas que critican. Durante la primera hora y 45 minutos del film, los entrevistados solo hacen que hablar mal de las escuelas y ofrecer casi los mismos métodos cada uno y en los escasos 40 minutos restantes, se habla de la voluntad del profesorado y, lo más importante la tarea de los padres. Porque no olvidemos que la escuela no es la única responsable de los niños, aunque visto por el lugar que ocupan los padres en el documental (a los que curiosamente iría dirigido) éstos parecen ser una pieza que no tienen mucho que hacer en la formación de los pequeños. Curioso.
(Dejaremos al margen que el título deja entrever que este tipo de educación alternativa está prohibida o bien que se prohibe la educación como tal en el sistema actual. Paradójico que se quiera decir ambas o cualquiera de las dos cosas cuando ellos mismos muestran modelos de educación alternativa que sí se están llevando a cabo y que no son perseguidas)
Pese a todo, la viralización del documental está siendo exitosa, aplaudo su autofinanciación, su libre distribución y el eco que está teniendo. No me parece mal, y por eso escribo estas líneas, para que sirva de reflexión a muchos responsables educativos de tantos países. Porque sí, debemos plantearnos lo que sucede en las escuelas pero las herramientas contrarias al funcionamiento actual podrían y deberían ser más consistentes que La educación prohibida.
Película entera:
Empecemos por el principio. La idea que plantea el documental elaborado por German Doin, no es nueva. En todo el mundo, a diario se planeta el sistema educativo actual, el porqué del fracaso escolar, los métodos empleados, como lograr una mejor educación... Al margen del debate queda la manipulación que algunos políticos hacen del marco de las asignaturas impartidas en las aulas, aquí se habla del sistema de raíz. Como explica uno de la decena de participantes, el origen de nuestras escuelas nace el despotismo ilustrado y las cosas no han cambiado mucho. En el documental vemos aparecer rostros de profesores, pedagogos, educadores y especialistas en general que, uno tras otro, critican el sistema educativo. No hay nada que lo salve, es un fracaso y punto. No hay más.
Todos sabemos que la educación en las escuelas se podría hacer mejor, muchos lamentamos que nuestros hijos o que incluso nosotros en nuestra infancia odiáramos ir a la escuela, cuando la educación es algo básico para enriquecer nuestras vidas. Aquí se exponen una serie de propuestas, algunas ideas más que correctas, opiniones muy respetables y a tener en cuenta, algunas iniciativas llevadas a cabo, y ya. No hay más. Durante unas larguísimas dos horas y veinte minutos no dejamos de escuchar opiniones de unas cabezas bien pensantes enfrente de una cámara. A veces los profesores que aparecen educan en escuelas rurales, populares u escuelas "no oficiales" pero es que otros imparten en universidades y escuelas convencionales, las mismas que critican, cosa curiosa.
Insisto, uno puede compartir o no lo que algunos educadores dicen, en mi caso yo entro a defender que la escuela debería ser más abierta, no tan competitiva y en la que se dejara avanzar y elegir al alumno por donde seguir, pero soy uno más como tantos otros que no aparecen en este documental que no tenemos, como ellos, la solución. Para mí, si uno no está de acuerdo con este sistema y ve que su hijo tiene talento para una determinada área deberían existir escuelas públicas que en horario no lectivo potenciaran su don, o si me apuran que se dedicara unas horas a la semana para las capacidades individuales de cada uno. ¡Ah espera! Sería pagar casi a un profesor por alumno por pocas horas, en un sistema con déficit presupuestario.
Sigamos...
La educación prohibida contiene y presenta muchas buenas intenciones que son expuestas sin más y, sinceramente con una postura muy naif y simplista de lo que es un niño. La visión de estos educadores es la del niño ideal, que si se le dan las condiciones necesarias siempre querrá aprender. Al principio uno entra a esta idea, pero después de tanto rato diciendo lo mismo uno empieza a pensar, ¿realmente los niños siempre querrán aprender? Todos conocemos casos de niños que si les das a elegir entre jugar y leer un libro, sin ningún tipo de imposición eligen el libro, pero la gran mayoría te dicen que el libro se lo dejes para arreglar la pata de la mesa de la Play, que cojea. Queda precioso (o algo rídiculo) ver llorar a un profesor pidiendo a los educadores que amen a sus alumnos. Sería fantástico vivir en ese mundo ideal con escuelas con un mejor sistema y en el que todo niño quiera estudiar y no se declare objetor. Porqué claro, aquí no explican que sucede en ese perfecto modelo educativo si el niño decide rechazarlo igual que ha hecho con el oficial. ¿O es que se han dado casos? Lo dudo. ¿O es que no lo ven viable?
Este es el gran fallo de este documental. No hay contraste de información, no hay ideas contrapuestas y, sobre todo, no hay ejemplos, ni datos claros sobre los beneficios que todos estos educadores proponen, por lo que el documental como tal flojea y su contenido aún más. Uno puede compartir todas estas ideas de reforma y planteamientos de una educación mejor, que seguro que es posible, pero espera datos. ¿Quién enviaría a su hijo a una escuela "no oficial" si no tiene ningún dato o prueba fiable de que su hijo podrá llevar una vida digna? No nos engañemos, la sociedad es la que es y hay muchas personas perfectamente educadas y con grandes conocimientos teóricos y prácticos en sistemas oficiales y extraoficiales que no se comen un rosco. Si ya los padres no pueden decir a sus hijos estudia para tener trabajo en una educación oficial, ¿cómo decidiremos ponerlo a una escuela no tradicional si no nos muestran que realmente hay más posibilidades?

(Dejaremos al margen que el título deja entrever que este tipo de educación alternativa está prohibida o bien que se prohibe la educación como tal en el sistema actual. Paradójico que se quiera decir ambas o cualquiera de las dos cosas cuando ellos mismos muestran modelos de educación alternativa que sí se están llevando a cabo y que no son perseguidas)
Pese a todo, la viralización del documental está siendo exitosa, aplaudo su autofinanciación, su libre distribución y el eco que está teniendo. No me parece mal, y por eso escribo estas líneas, para que sirva de reflexión a muchos responsables educativos de tantos países. Porque sí, debemos plantearnos lo que sucede en las escuelas pero las herramientas contrarias al funcionamiento actual podrían y deberían ser más consistentes que La educación prohibida.
Película entera:
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