Princesa sin principe ni interés

Pese a las malas críticas recibidas, uno no ha podido evitar caer de nuevo en Pixar. Escarmentado de Cars y de tantas secuelas que la factoría Disney está realizando quería ver una nueva historia original de los creadores de piezas tan sublimes como Up.

Nada. Todo lo leído era cierto. No me parece mal, como muchos critican, que sea un film sólo para niños. De hecho Pixar pertenece a Disney y esta compañía siempre se ha dirigido a los más pequeños de la casa. Estamos mal habituados ya. Ahora, al ver un film de animación, los que hemos dejado la infancia atrás exigimos que nos guiñen un ojo. Por mucho que haya intrigas más adultas en los anteriores films de Pixar aquí no hay ni rastro. Bien por ellos. Pero, al menos, esperábamos que no hicieran que los niños salgan del cine tal y como salieron.

Técnica apabullante, un 3D y una melena peliroja de los más trabajada digitalmente no sustenta un film que no sólo está cargado de moralina, sino que ésta ya la hemos visto tantas veces que nos parece que no esta a la altura ante un despliegue de medios tan impresionante.


Ni queriendo evitar las expectativas de animación para adultos se ha salvado pues, tampoco con la técnica. Centrémonos en lo que parece más destacable y un paso adelante en la historia de Pixar: su protagonista. Después de tantos y tantos títulos en que los roles femeninos eran meros secundarios en Brave la única y exclusiva protagonista es una mujer. Bien, una princesa. Aquí ya vamos mal. Uno se teme lo peor. Pero va, es Pixar, no lo olvidemos. Y realmente en este aspecto se comporta con la originalidad que se espera de ellos. Brave cede el protagonismo absoluto a Mérida, una princesa que no desea un príncipe azul, una joven que no sueña con casarse. Al contrario, la chica lo único que quiere es vivir la vida (cosa que han olvidado algun@s niñ@s) y hacerlo como le gusta, cazando osos y  tirando flechas (no de amor, como Karina) con su arco. Es más, cuando su madre le prepara un casting de príncipes para esposarla se desata la tormenta que origina el conflicto de la historia. La trama se aleja del los candidatos y se centra en la diferencia generacional. Es una lástima que eso sea todo. Eso se ha visto mil veces en clásicos Disney tan... como La Sirenita, Pocahontas,... Y la cosa ni va más allá, ni explica más cosas.

Digamos que al menos, el hecho de que la historia protagonizada por una princesa que no requiere de príncipe logra que la película se pueda salvar de la quema total a nivel narrativo y que uno no despotrique de Pixar hasta dejarlo a caer de un burro, o del caballo de Mérida. Pero si que uno se queda insatisfecho. Será que nunca es recomendable acostumbrarse a lo bueno, y menos con los tiempos que correr y quedan por venir.



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