Simple y necesaria
¡Qué bonito queda alabar una película cuya protagonista es una entrañable anciana! ¡Qué bien la miramos si además ha sido premiado en Venecia! ¡Qué diferente la miramos si viene de un país tan exótico como China!
No nos engañemos, un film como Tau Jie (A simple life) no hubiera recibido las alabanzas sin su protagonista, Ah Tao (inmensa Deannie Yip). Esta hermosa anciana que vive entregada desde bien joven a servir a una familia y en especial al hijo, Roger (Andy Lau) y que un buen día tras un ataque al corazón, éste la envía a una residencia. El hombre la visitará casi cada semana, y ella estará bien agradecida. En el asilo ligará y ayudará a todos rechazando cualquier recompensa por sus buenas acciones. Vamos, que esta mujer es una santa y obviamente la amamos y hace que amemos al film.
¿Por qué? Porqué sabemos que son pocos los que hacen como el chico que va verla cada semana. Porqué a verla sentimos que un día nos podemos encontrar con esta situación. Porqué algunos sentirán que las cosas podrían ser así o incluso mejor pero que en realidad no pasará. Es una especie de lección de cosas que se deben hacer y mejorar.
Un panfleto, señoras y señores, un tirón de orejas que la directora Ann Hui da al mundo sobre como tratamos a aquellas personas que nos han visto crecer, que las tratamos a veces despectivamente y que encima son de lo más agradecidas. Un sermón en formato película que está tan bien filmado, con un ritmo pausado pero nada lento, que resulta también un ejemplo de buen cine. Una historia que, pese a que todo el mundo sabe el final, se deja ver gracias a un guión que contiene realismo, que mira la parte negativa de la vejez, la edulcora y le saltea con una pizca de humor.
En definitiva, Hui retrata lo que el título del film indica "una vida simple". Simple pero encantada de ser vivida por Ah Tao, alguien que pese a ser una sirviente se siente la persona más feliz del mundo ayudando a crecer a un niño que no es suyo incluso con más de 30 años. Una mujer que disfruta con un plato de buena comida, que mima la gastronomía, su protegido y las personas de la residencia sin esperar nada a cambio y sin quererlo. Porque su vida es esa. Una simple vida, compleja, con achaques, siendo empleada de por vida, sacrificada y especialmente agradecida.
Un film que será previsible, ñoño y lo que quieras pero buen cine, con un mensaje nada complejo, necesario y además feliz: disfruta y se agradecido a la vida.

¿Por qué? Porqué sabemos que son pocos los que hacen como el chico que va verla cada semana. Porqué a verla sentimos que un día nos podemos encontrar con esta situación. Porqué algunos sentirán que las cosas podrían ser así o incluso mejor pero que en realidad no pasará. Es una especie de lección de cosas que se deben hacer y mejorar.
Un panfleto, señoras y señores, un tirón de orejas que la directora Ann Hui da al mundo sobre como tratamos a aquellas personas que nos han visto crecer, que las tratamos a veces despectivamente y que encima son de lo más agradecidas. Un sermón en formato película que está tan bien filmado, con un ritmo pausado pero nada lento, que resulta también un ejemplo de buen cine. Una historia que, pese a que todo el mundo sabe el final, se deja ver gracias a un guión que contiene realismo, que mira la parte negativa de la vejez, la edulcora y le saltea con una pizca de humor.
En definitiva, Hui retrata lo que el título del film indica "una vida simple". Simple pero encantada de ser vivida por Ah Tao, alguien que pese a ser una sirviente se siente la persona más feliz del mundo ayudando a crecer a un niño que no es suyo incluso con más de 30 años. Una mujer que disfruta con un plato de buena comida, que mima la gastronomía, su protegido y las personas de la residencia sin esperar nada a cambio y sin quererlo. Porque su vida es esa. Una simple vida, compleja, con achaques, siendo empleada de por vida, sacrificada y especialmente agradecida.
Un film que será previsible, ñoño y lo que quieras pero buen cine, con un mensaje nada complejo, necesario y además feliz: disfruta y se agradecido a la vida.
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