Festival de Cannes: "Loving" de Jeff Nichols

Desde los inicios, el cine norteamericano está empeñado en contar su propia historia. Desde D.W. Griffith y John Ford hasta el mismo Steven Spielberg o Quentin Tarantino han hecho desde una épica hasta una crítica. Incluso le dieron el Oscar al británico Steve McQueen con su condena al racismo que supuso 12 years a slave.

En la actualidad, lo que pretenden es expiar sus pecados. Volviendo a Tarantino y con todos los films que se han encargado de retratar la white trash. De los más mainstream a los más indies, todos quieren aportar su granito de arena.

Jeff Nichols se engrandeció contando su presente con Take Shelter. Ese miedo estadounidense a ser atacado, esa paranía que viene también del pasado con todos los films de la era de la Guerra Fría.

Pero es que muchas veces el pasado vuelve. Los mismos miedos, los mismos errores... Ahora mismo, en pleno siglo XXI, por poner un eje mplo, varios estados discuten sobre la legalidad del matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo. Como aún sucedía hace unos cincuenta años con los matrimonios interraciales.

Tal vez arovechando esta similitud, Nichols vuelve a las pantallas con Loving, la historia de amor sin barreras entre Richard (Joel Edgerton), un hombre blanco de Virginia, que en los años 50 de fue a Washington para poderse casar con la persona a la que amaba,Mildred (Ruth Negga), que era negra. Ambos se enfrentan a las miradas del pueblo y, sobre todo, del Estado racista de Virginia.

Loving no se ocupa de los litigios, ni si quiera a la persecución judicial y mediática a la que son sometidos, sino en su relación, en su amor que quieren vivir tranquilos, sin problemas. Nichols filma con cariño a esta pareja que tiene que no quieren problemas, sino vivir su amor sin que nadie se entrometan. Mildred ofrece algunas declaraciones a la prensa pero con la única intención de poder vivir su amor allí donde quieran. Sin cotillas, sin luchas, sin enfrentamientos.

Esto es todo lo que interesa a Nichols la fuerza del amor, sin pornografía sentimentaloide, reposado pero capaz de superar cualquier obstáculo. Sin barreras. No hace falta nada más, pero en cambio falla algo. Su voluntad de mostrar una relación amorosa normal, sin excesos, lo lleva a resultar algo monótono y nada empático. Cuesta sentir ese amor que viven los protagonistas, y seguramente es la intención del director. Pero entonces, ¿qué queda por contar? ¿Dónde recae la calidad de la película más allá de la de una gran dirección y creación de personajes?

Sin la excepción de su calidad como director y un buen trabajo de los actores, se vuelve entonces una historia ya vista mil veces. Un recuerdo necesario de que esas leyes injustas que un Estado presenta como salvaguarda de la moral muchas veces son ridículas y extremistas. No es que Loving sea una típica película con mensaje antiracista, pero la propuesta acaba tornándose débil, sin fuerza. Nada del otro mundo.

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