Festival de Cannes: "Toni Erdmann" de Maren Ade

Es curioso ver una película que sería catalogada de "normal" en un festival de cine de autor como el de Cannes. Pero lo que resulta aún más sorprendente es que ésta haya generado incluso dos grandes momentos de risas generalizadas, y nada malvadas, de la mayoría de prensa especializada allí presente.

La responsable de semejante acontecimiento además proviene de un país que carga con el "san benito" de ser serio, cuando no rudo: Alemania. La directora Maren Ade, desde la discreción crea una comedia de la liga de Pretty Woman, que crece de manera exponencial en la memoria del espectador incluso días después de su visionado.

¿Qué por qué servidor ha elegido comparar un film proyectado en Cannes con Pretty Woman? Muy sencillo, la protagonista de la historia no es prostituta, sino que se emparenta con el personaje de Richard Gere. Ines es la responsable de negociar la adquisición de empresas con problemas financieros por parte de otras mayores. Esto no le lleva a otra cosa que a tener una agenda laboral tan repleta que apenas le da tiempo para nada más.
Ines, aparece pasado varios minutos del inicio de Toni Erdmann. Cuando, para sorpresa de su padre, Winfred, aparece en su hogar maternal por unas horas, donde le tienen preparada una fiesta para su próximo cumpleaños. 

En esa fiesta no dudará mucho, de siente fuera de su lugar, está enganchada al teléfono constantemente y apenas interactúa con los suyos. Su padre, un personaje que disfruta disfrazándose en su día a día para despertar una sonrisa en el prójimo, intenta hablar con ella pero le resulta casi imposible. Así, Winfred decide sorprenderla en Budapest, donde Ines está cerrando una compra muy importante con los estadounidenses.

Winfred es la Vivian de esta historia, el personaje que sorprendido por la vida que lleva su hija decide aparecer allí donde va y presentarse como Toni Erdmann, con la voluntad de poder aligerar el estrés de su hija. Pero sobre todo, lo que pretende es recordarle que se acuerde de vivir.

Sin ningún tipo de pretensión autoral, sólo a través de las acciones de Wilfred, Maren Ade construye una historia de personajes, pequeña sencilla, pero que llega al corazón del espectador. Toni Erdmann, el personaje, es ese pepito grillo que recuerda a su hija la importancia de escuchar a los demás de vivir, incluso de tener amigos, alguien con quien hablar y compartir sus emociones, con los que reir, al margen del trabajo.

La directora es capaz de crear escenas de lo más hilarantes (esa Whitney Schnuck y la naked party, son desternillantes y claves en el film) sin derroche visual, sin giros de guión, solo acompañando a unos personajes tan naturales y creibles como reales. Con situaciones por todo el mundo conocidas, un estrés ajeno que se convierte en modo de vida y no deja salir a ese Toni Erdmann, a esas ganas de vivir al margen de las obligaciones que nos dominan. Y pese a la moralina, uno es incapaz de no salir de la sala con una sonrisa, lleno de vida, en busca de su Toni Erdmann.



Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=GVaKNyAS_xI







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