Festival de Cannes: "The Last Face" de Sean Penn

Llevar a la pantalla todos los conflictos, tanto bélicos como guerrillero,s que actualmente azotan a la población de África es una tarea ardua y difícil. Sabemos por algunos medios (uno ha de buscar bien) que sus víctimas se cuentan por millares y que las ONGs hacen todo lo que pueden para prestar su ayuda mientras Occidente les da la espalda.

Para poder concienciar a la población civil mundial son varias las organizaciones no gubernamentales que animan a rostros conocidos a nivel global para acercarse al lugar y lograr así un mayor apoyo. Una de tantas caras famosas es Sean Penn. Defensor de los derechos sociales en Estados Unidos, contrario a las guerras en las que interviene su gobierno y representante de varias ONGs. No es de extrañar, pues, que su nueva película, The Last Face, se presente al mundo para concienciarlo de la situación de África.

Pero nada más empezar el film, Penn trata al espectador medio de tonto anunciando la situación en África que “solo puede ser entendida por Occidente a través de una relación de un hombre y una mujer”. Primer error del film, aunque posteriormente se descubrirá el menor. No se puede realizar nada para un público desde la superioridad moral y/o intelectual, o al menos no está bien que se evidencie de esta manera. El artista, realmente, siente que su arte es universal y pertenece al pueblo.
Tras el anuncio para navegantes estúpidos, Sean Penn presenta un film vergonzoso, execrable e indigno que no se puede justificar ni por el mero hecho de concienciar al mundo de las terribles consecuencias d la guerra y el abandono de la población africana. Por muy extremas que parezcan semejantes acusaciones se ajustan perfectamente a una película que además se ha querido justificar al principio.

Pese a las imágenes de brutal violencia causadas por la guerra y que la película muestra sin pudor, estas acaban resultando un mero espectáculo de fondo. La historia principal, ya lo dijo su director al principio, es la de un hombre y una mujer bien blancos –Charlize Theron y Javier Bardem-, activistas de Médicos sin Fronteras y Médicos del Mundo que en medio de la desgracia encuentran el amor. Entre encuentros y peleas de la pareja, un seguido interrumpido de campos de concentración y heridos y muertos de guerra filmados con intenciones estéticas y/o pretendidamente artísticas, lo que las convierten en pura obscenidad y pornografía efectista, sentimentaloide e intencionadamente conmovedoras para el espectador.

Lo que podría ser un film que mostrara la crudeza de la vida en los conflictos africanos se convierte en mero trasfondo de una historia de amor. Pero ojo, que Sean Penn dijo al principio que era una excusa. Si, la suya. El realizador es incapaz de saber construir una trama decente, donde la fuerza radique en violencia de un país olvidado completamente por Occidente. Su superioridad moral queda por los suelos porque no solo ha querido usar una historia de amor para concienciar al mundo, sino que ha utilizado a los miles de muertos para intentar demostrar su talento como director filmando paisajes de África. Ni siquiera hay un esfuerzo en construir unos diálogos para esta supuesta historia de amor.


Obviamente que aquí no se trata de decirle a Sean Penn como “ser un buen director”, no hay nada de malo en fallar a la hora de crear imágenes bellas y preciosistas, que intenten ser casi espirituales. Pero si es criticable, cuando no, condenable un tipo de cine que manipula el horror de la guerra a su antojo no sólo para contar un historia de amor sino para que un director explore las posibilidades de ésta para crear algo pretendidamente artístico y además escudándose en la estupidez que Sean Penn le otorga al espectador. Hay muchas maneras de mostrar la guerra real y la situación de África desde la ficción, solo se pide que no se convierta en una mera herramienta, ya sea esta narrativa, espiritual o artística.

Trailer: (no disponible)






Comentarios

Entradas populares de este blog

'The brutalist', una impresionante película a nivel visual que desbarranca

'La habitación de al lado': tras el rastro de Almodóvar

'Escape', una película 100% 'cortesiana'