Festival de Cannes: "La mort de Louis XIV" de Albert Serra

Albert Serra lleva años preocupado por el paso del tiempo, de las épocas, los cambios que se producen. Es un cine despojado de dramatismo, sin actores profesionales, con un estilo muy marcado, frío y reposado.

Tras los reyes magos, Dracula y Casanova, tres ejemplos de protagonistas de sus historias, ahora Serra se ha atrevido con un personaje de la realeza francesa, Luis XIV, conocido como "el rey sol" y 'ultima figura del absolutismo galo. Y como no juega con toda esa simbología. El realizador se centra en los últimos y trágicos días de esta figura histórica, encerrado en su habitación, por un accidente que le acaba gangrenando la pierna y provocando su muerte. El rey sol de Serra está sumergido en una triste y oscura cámara de su palacio viendo como el día de su muerte se acerca.

Con su particular estética barroca, y decadente, esta vez Serra cuenta con uno de los actores franceses más venerados y aplaudidos de los últimos años, Jean-Pierre Léaud, inmenso, afligido, y enfermo como Luis XIV. La mort de Louis XIV, así se llama la película, trata de eso, de su muerte, de sus últimos días postrado en la cama, recibiendo las visitas de miembros de la corte y sobre todo de unos médicos incompetentes que lo llevaron directo a la tumba, y de algún que otro personaje, algo cómico, que intenta estar allí para la foto.

En sus largas secuencias, para variar, no hay acción, vemos pasar el tiempo a través del cuerpo del monarca, de sus heridas, de su carne. No hay muestra de dramatismo solo constancia del tiempo, de los últimos días de Luis XIV. Pero también es el retrato de una sociedad decadente, en proceso de fallecer, que actúa como quiere, en ocasiones sin saber lo que hace, como esa especie de chamán o el propio médico de la corte.

Cuesta pensar que en una mente como la de Albert Serra este sea una historia escogida al azar, con la situación de una España, que da claros signos de estar enferma, escudándose en los remedios del pasado para curar viejas heridas. No es arriesgado ver en Luis XIV a un poder mal asesorado, que “ama la guerra” y se está dejando morir, viendo cómo se pudre su sociedad.

Tal vez son lecturas arriesgadas para un film que solo deja ver las consecuencias del paso del tiempo, que se entretiene en hora final, que sabe usar el tempo cinematográfico adecuadamente y la exageración y la comicidad cuando es debido y que sigue haciendo de Albert Serra uno de los directores más arriesgados y valientes de nuestro país. 

Trailer:







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